EL CASCANUECES

Sábado 23 de diciembre, 17:00 hrs.

CORPORACIÓN CULTURAL ARTE ALAMEDA

Presenta:

“El Cascanueces”
Música compuesta por Pyotr Ilyich Tchaikovsky
Coreografía Rudolf Nureyev

En Centro Arte Alameda celebraremos la navidad a lo grande con la proyección especial del famoso ballet “El Cascanueces”, espectáculo montado por el Ballet estatal de Viena en base a la coreografía del mítico bailarín ruso Rudolf Nureyev. La historia de Clara y del muñeco Cascanueces, su viaje al Reino de los Dulces y su paso de niña a mujer, son narrados con especial atención a lo onírico, a la dicotomía entre ensueño y realidad. No se pierda esta moderna adaptación de un clásico que siempre cautiva a grandes y chicos.

Desde el Wiener Staatsoper (Ópera Estatal de Viena)

Registrado en el año 2012 – Duración: 120 minutos – Ballet en dos actos
Apto para todo espectador.

EQUIPO CREATIVO

Conductor: Paul Connelly Orquesta Estatal de Viena
Coreógrafo: Rudolf Nureyev
Video Director: Michael Beyer

ELENCO

Clara                                       Liudmila Konovalova

Drosselmeyer/Principe   Vladimir Shishov

Luisa                                       Emilia Baranowicz

Fritz                                        Davide Dato

Madre                                  Franziska Wallner-Hollinek

Padre                                     Gabor Oberegger

Abuela                                   Eva Polacek

Abuelo                                  Christoph Wenzel

Rey de los Ratones           Attila Bako, Martin Winter

Pequeño Cascanueces   Trevor Hayden

Dos Copos de Nieve        Alena Klochkova, Prisca Zeise

SÁBADO 23 DE DICIEMBRE, 17:00 hrs.
$3.000  pre-venta en boletería de Centro Arte Alameda entre 16 y 21 hrs.
$4.000 el día del evento
VENTA ONLINE: http://bit.ly/2zeBqo0

Primer Acto:

Escena 1: Noche Buena.
La familia y los amigos reunidos en el salón decoran el hermoso árbol de Navidad. Una vez terminada la labor, llaman a los niños más pequeños.

Comienzan las festividades y los regalos son entregados. De pronto, cuando el reloj marca las ocho, una misteriosa figura entra a la habitación. Es Drosselmeyer, concejal, mago y padrino de Clara y Fritz. Drosselmeyer quien además es un talentoso creador de juguetes, trae fantásticos regalos para los niños, en los que se incluyen unos muñecos a escala humana que bailan  para el deleite de los presentes. Posterior al espectáculo Drosselmeyer guarda los muñecos y los niños se entristecen, pero su padrino les tienes otra sorpresa, es un cascanueces de madera tallado en forma de un hombre pequeño. La mayoría de los niños ignoran el nuevo presente, excepto Clara, quien se interesa de inmediato por el regalo, todo hasta que Fritz lo rompe a propósito. Clara queda desolada.

En medio de la noche, cuando ya todos duermen, Clara regresa al salón para ver a su querido cascanueces.  El reloj marca medianoche, y de pronto, la habitación se empieza a llenar de ratones y el árbol de navidad crece a gran magnitud. El Cascanueces también crece hasta escala humana.  Clara se encuentra a sí misma en medio de una batalla entre un ejército de soldados de jengibre y los ratones dirigidos por El Rey de los Ratones. El Cascanueces aparece para conducir a los soldados de jengibre, a los que se unen soldaditos de plomo y muñecas que sirven de médicos para llevarse a los heridos. El Rey de los ratones avanza hacia El Cascanueces aún herido, Clara lo ayuda sosteniéndole la cola al Rey, mientras El Cascanueces aprovecha la oportunidad para apuñalarlo.

Escena 2: El bosque de pinos.
El ejército de ratones se retira de la batalla y El Cascanueces se convierte en un apuesto príncipe. Clara y el Príncipe viajan bajo hacia un bosque de pinos donde copos de nieve bailan a su alrededor.

Segundo Acto

Escena 1: El reino de los dulces.
Clara y el Príncipe viajan en un bote de avellana tirado por delfines. Llegan a la hermosa tierra de los dulces, lugar reinado por el Hada de la azúcar en la ausencia del Príncipe. El Cascanueces le cuenta cómo fue salvado por Clara y cómo volvió a transformarse en príncipe.

En honor a la joven heroína, comienza una celebración con dulces provenientes de todas partes del mundo. El Chocolate español, el café de Arabia, el té de China, todos bailan para honrar a la invitada; bastones de caramelo rusos, Pastoras de mazapán danés, el hijo de Mamá Jengibre emerge bajo su falda para unirse también al baile. Hermosas flores bailan un vals. Para concluir la noche, el Hada de los dulces realiza su danza final.

Clara y el Príncipe son coronados reyes de La Tierra de los Dulces. Sin embargo, los presentes comienzan a desaparecer, incluyendo al Príncipe Cascanueces quien también se desvanece.

Clara despierta en el salón creyendo que todo fue un sueño, hasta que encuentra detrás de ella su corona. Clara camina hacia el árbol de navidad, toma el Cascanueces y vuelve a dormir, con la intención de seguir soñando.

RUDOLF NUREYEV

Irkutsk, 1938-París, 1993

Estrella indiscutible en la historia del ballet, es considerado por muchos el mejor bailarín del s. XX. Comenzó tarde sus estudios de danza. A pesar de sus buenas aptitudes y disposición desde pequeño para este arte, la Segunda Guerra Mundial truncó unos comienzos artísticos que no tuvieron lugar hasta 1955. Fue entonces cuando Rudolf Nureyev se desplazó a Vaganova para estudiar en el Instituto Coreográfico dependiente del Ballet Kirov. Destacó rápidamente y pronto se convertiría en el mejor alumno de la escuela. En poco tiempo, Nureyev se presentaba como uno de los bailarines más conocidos de la antigua URSS, en un momento y un país donde los intérpretes de ballet tenían categoría casi de héroes. Su gran oportunidad profesional le llegó cuando sustituyó al bailarín principal del Ballet Kirov en una actuación en París. En aquel momento nació toda una celebridad en Occidente, donde Nureyev decidió quedarse, convirtiéndose en desertor de su país.

La compañía del Marqués de Cuevas, el Royal Ballet de Londres (donde le introdujo su gran amiga e incondicional pareja de baile Margot Fonteyn) y el Ballet de la Ópera de París (que dirigiría en 1983), ocupan la trayectoria profesional de este bailarín desarrollada en Europa Occidental.

Se dice que sus interpretaciones dejaban sin respiración tanto a público como a compañeros de baile, pero Nureyev no se limitó sólo a bailar repertorio. Interesado por las técnicas de danza moderna apadrinadas por Martha Graham y José Limón entre otros, se ocupó Nureyev de aprenderlas y aplicarlas, de alguna manera, a la revisión que hizo de algunos ballets clásicos como La Bayadère, Raymonda o El Cascanueces. Tan admirado por su trayectoria profesional como incomprendido a veces por su difícil carácter, Rudolf Nureyev murió de SIDA a los 54 años. Nombrado Caballero de la Orden de las Artes y las Letras, realizó su última aparición en el Palais Garnier de París en 1992. © www.danza.es